Una vorágine de comentarios, ideas, manifestaciones,
pillajes y errores políticos ha detonado el evento lamentable y dantesco que
acontece en Iguala, Guerrero. En primer lugar, los estudiantes, han tomado las
calles, no importa, si no son de Guerrero, han manifestado su pesar, pena y
horror por todos los rincones geográficos de nuestra sangrante nación, siempre,
es sano para la democracia tener una juventud participativa, involucrada en los
problemas que atañen a su país. Recordando ahora más que nunca, de que de la
crítica son los labios de la democracia. También es menester resaltar, los
eventos que se han desarrollado en el mundo, recordando que en estos tiempos,
las fronteras ante la barbarie no son pretexto para indignarse. Italia,
Alemania, Estados Unidos, Asía, África, Centro América; No hay espacio para
mencionar, las admirables acciones de respaldo que tanto la comunidad mexicana
y los pueblos hermanos han expresado por el oscuro acontecimiento de
Ayotzinapa, que nos ha puesto en el ojo del mundo, de manera vergonzosa. Un
Estado que mata de manera sanguinaria a sus estudiantes, a sus próximos
profesores, de la mano de la colusión mortal de la delincuencia organizada, nos
pone a la altura de un país, donde los derechos humanos son letra muerta. Este macabro evento, no deja más que
demostrar la ausencia de Estado de Derecho, decir sin temor a equivocarnos, que
nunca ha existido como tal en México, siendo el nuestro, un país donde la
justicia se negocia, se sentencia a balazos y se deposita en las fosas clandestinas
que han invadido nuestro territorio de la mano de la impunidad, codicia y
cinismo de nuestra enferma clase política, que tras ir por el poder, por el
poder mismo, se han olvidado del humanismo y del respeto mínimo que debe de
existir en un Estado de Derecho. Por eso mismo, externo mi punto de vista,
desde la perspectiva de un amante de la doctrina jurídica y del poder que tiene
la ley cuando es respetada. Es momento de “Pensar” nuestro México, ¿qué es lo
que hemos hecho mal?, principalmente como ciudadanos, como sociedad, para
después comprender los efectos espeluznantes que se nos están presentando en
Tamaulipas, Michoacán, Estado de México y en particular Guerrero tierra de
impunidad endémica, dónde la juventud, no tiene más esperanza que la que le
puede proporcionar la delincuencia organizada, debido a que el presupuesto
destinado a la educación e infraestructura, acaba en las cuentas bancarias de
los políticos al turno, que de la mano de las prebendas y oscuros compromisos,
toman su cargo público, como el botín para enriquecer a sus familias y cuates
en detrimento de sus gobernados, que sólo son carne de cañón electoral, cuando
el político busque el poder, desde la franquicia más idónea sea esta el PRD,
PRI, PT, PAN, Morena y ese ejemplo del cinismo oportunista y engañabobos, que
es el Partido Verde. Es tiempo de documentarnos y exigir, recordar, que somos
el “Mandante”, el poder que pone al político. Aún creo que es tiempo,
Ayotzinapa no se debe olvidar, se debe comprender y difundir, que es una
oportunidad para saber el grado de cáncer que afecta a México. Aún es tiempo de
pensar nuestra posición como ciudadanos y evitar que la barbarie y el infierno,
ocupen el lugar que nosotros como mexicanos, sin distingos ni odios, debemos
tomar; de nada sirve tomar calles, sino tomamos conciencia de nuestro PODER, no
dejemos a los radicales, que son instrumentos del mismo sistema voraz e
insensible, que tengan la nota, nosotros somos la solución, los políticos hay
que decirlo, nos han defraudado, hay veces que pienso que las fosas
clandestinas de muerte de mi país se gestaron en las urnas democráticas, que se
llenaron de decisiones sin reflexión y, guiadas por la mercadotecnia y el
dinero corruptor…Aún es tiempo, ¿estamos de acuerdo? Les dejo mi Twitter: @robercachoa
¡Todo bien!
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